Cuando veo la fecha del año que empieza no puedo evitar pensar que se trata de un número que entraña algo enigmático. Seguro que muchas películas de ciencia ficción hablaban de ciudades como Los Ángeles en el 2010, también películas de anime dibujaban un Tokio futurista en el año 2010. Es un número que parece sacado del futuro.
Pues entonces digamos que el futuro ya ha llegado; estamos a punto de empezar a vivir el futuro, los sueños perdidos, las obligaciones atrasadas, los trabajos olvidados, los amigos desaparecidos… todo empieza de nuevo en esta especie de película futurista en la que nos encontramos. Si el planeta sigue degradándose vamos a tener que vivir bajo enormes mamparas de cristal, los combustibles fósiles desapareceran y nos moveremos con impulsos eléctricos y el sol abrasará tanto que nunca más podremos volver a la playa. Por tanto se nos acabaran las opciones de disfrutar de nuestro entorno. Siento que con cada árbol que muere desaparece un día de nuestra vejez, que con cada trozo de tierra que el mar ahoga desaparecen cientos de sueños de niños pequeños.
Miles de personas se confían y dejan que el azar les dibuje los caminos por los que seguir caminando. Yo soy de los que prefiere hacer camino al andar. Por tanto olvidaros de toda esa mierda de que el futuro será mejor, será más bonito… el futuro ya ha llegado, nosotros estamos viviendo en él y la prueba de ello la tenemos en que ya no está en nuestras manos escoger cómo y dónde viviremos dentro de unos años. Todas las cartas están echadas, toda la baraja ha sido marcada y solo nos queda dejar pasar mano tras mano hasta que creamos que nuestras cartas son mejores que las de nuestros rivales y para cuando lo apostemos todo y les demos la vuelta sobre el tapete confiando en el azar, caeremos en la cuenta de que fuimos engañados y que nunca seremos capaces de elegir nuestro futuro, pues ya estamos viviendo en él y las cartas que antes nos daban como ganador, ahora están en blanco y no tienen ningún valor.
2010